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La violencia de los adolescentes hacia sus padres (VAP) sigue siendo el tipo de violencia doméstica menos estudiado, aunque aumentan las denuncias presentadas por padres y jóvenes que cumplen medidas judiciales por este motivo. El objetivo de este estudio es analizar el perfil diferencial de chicos y chicas que o no han reconocido haber ejercido VAP en una muestra comunitaria, en la línea de los estudios que muestran diferencias entre ambos géneros en el inicio y mantenimiento de la conducta delictiva. Con este propósito se ha analizado por separado a cada género en relación tanto con variables que ya habían sido estudiadas en la investigación sobre VAP como con variables relevantes para otras formas de violencia. La muestra consta de 341 estudiantes de bachillerato de ambos sexos, en edades comprendidas entre los 14 y los 20 años. Respondieron a un cuestionario que incluía escalas sobre exposición a la violencia, relaciones paternofiliales, autoconcepto, rasgos psicopáticos, narcisismo y sexismo. También se les preguntó sobre el consumo de drogas, el rendimiento académico, la estructura familiar y el diagnóstico de salud mental. El análisis de los datos muestra que las variables que diferencian a los jóvenes que reconocían haber ejercido VAP de los que no lo hicieron son diferentes para los chicos y para las chicas. Los resultados se discuten sugiriendo que la incorporación de una perspectiva de género, que considere las experiencias diferenciales y los factores psicosociales que llevan a chicos y chicas a la VAP, podría contribuir a diseñar investigaciones más concluyentes e intervenciones más eficaces.
Adolescent-to-parent violence (APV) is still the most understudied type of domestic violence, although reports filed by victimized parents and youths serving judicial measures for this reason are increasing. The aim of this study is to assess the differential profile of boys and girls who have and have not reported APV in a community sample, following studies showing differences between both genders in initiating and maintaining offending behavior. To this end, each gender was assessed separately in relation to both variables already investigated by research on APV and variables that are relevant for other forms of violence. The sample was composed by 341 high-school students of both genders, aged between 14 to 20 years. They answered a questionnaire including scales on exposure to violence, parent-child relationships, self-concept, psychopathic traits, narcissism, and sexism. They were also asked about drug use, academic performance, family structure, and mental health diagnosis. Data analyses showed that variables that differentiate between youths who reported APV and those who did not were different for boys and girls. Results are discussed suggesting that incorporating a perspective based on gender, that considers differential experiences and psychosocial factors that lead boys and girls to APV, should contribute to designing more conclusive research and more effective interventions.
