Introducción y Desarrollo. Una forma de dividir las diferentes regiones del lóbulo frontal es en función de sus conexiones con las regiones talámicas. Cada una de estas regiones, que se diferencia en su citoarquitectura, filogenia y ontogenia, están implicadas también en funciones cognitivas diferenciadas. La corteza prefrontal dorsolateral permite el desarrollo y la ejecución de planes de acción, y la memoria de trabajo, necesaria para la mayoría de procesamiento cognitivo, constituye el motor de lo que denominamos funciones ejecutivas. El córtex orbital y sus conexiones subcorticales conforman un circuito que permite mantener y dirigir la atención a través de mecanismos inhibitorios, los cuales evitan las interferencias de estímulos irrelevantes para un determinado fin. Finalmente, el córtex cingular media en la iniciación de las acciones, en la intencionalidad de las respuestas y en la focalización de la atención. Conclusión. El conocimiento de los mecanismos de funcionamiento del lóbulo frontal puede explicar la clínica que se observa en muchas patologías de la infancia, como el trastorno por déficit de atención/hiperactividad