Canadá
El conocimiento del aprendizaje infantil requiere tres niveles de evidencia: observación, correlación y experimentación. Las observaciones son necesarias porque permiten describir patrones de comportamiento, mientras que la investigación correlacional es necesaria para determinar que esos patrones no son casuales y, por tanto, podrían darse también en la población general. La integración crítica de la evidencia acumulada es necesaria para establecer modelos comprobables del aprendizaje infantil. Por tanto, es necesario llevar a cabo intervenciones utilizando paradigmas experimentales para valorar si los modelos elaborados a partir de los dos pasos anteriores explican en efecto el aprendizaje infantil. En este artículo describo la investigación que mis colegas y yo hemos realizado sobre la lectura de libros infantiles a niños pequeños, una investigación en la que se abordan los tres niveles de evidencia descritos. También se revisan los resultados obtenidos sobre la utilidad potencial de los libros digitales para fomentar el lenguaje y la capacidad de comprensión infantil. Antes, describo el camino que me llevó a estudiar el aprendizaje lingüístico infantil a partir de experiencias de lectura compartida. La conclusión abre algunas vías para investigaciones futuras.
Understanding how children learn requires three levels of evidence: observations, correlations and experiments. Observations are necessary to allow one to describe patterns of behaviours, while correlational research is necessary to establish that the observed patterns are not due to chance and therefore suggests that they may also exist in the population. A critical integration of the accumulated evidence is necessary to establish testable models of how children learn. Then, interventions, using experimental paradigms, are necessary to assess whether the models established from the two previous steps actually account for child learning. Herein, I described the research that my colleagues and I conducted on reading books to young children — research that addressed the three levels of evidence described above. I also reviewed findings on how digital books can potentially be used to promote language and comprehension skills. Prior to doing so, however, I described the path that led me to study how children learn language from shared reading experiences. The conclusion provides avenues for future research.