El objetivo del presente trabajo es analizar la relación entre la personalidad, el rendimiento y la variabilidad deportiva. Para ello, se aplicó el MIPS (Millón, 2001) a 87 jugadores de fútbol de rendimiento de la Comunidad de Madrid (18-26 años) y se registraron diferentes acciones del juego durante 12 partidos de liga. Los resultados indican que existe un perfil de personalidad que obtienen un mayor rendimiento deportivo y estabilidad del mismo a lo largo del tiempo, caracterizado por: dentro de la dimensión Metas Motivacionales, es muy optimista (Expansión), muy activo (Modificación) y tiende a satisfacer las propias metas (Individualidad) y la de los demás (Protección); en cuanto a la dimensión Modos Cognitivos, está muy centrado en fuentes externas de estimulación (Extraversión), procesa la información tanto a nivel racional (Pensamiento) como emocional (Sentimiento) y tiene una alta tendencia a procesar la información desde esquemas previos de conocimientos (Sistematización); en la dimensión Relaciones Interpersonales, es muy sociable (Sociabilidad), tiene una alta competencia y seguridad en sí mismo (Decisión), alta cooperación, respeto con la autoridad y normas sociales (Conformismo), dominio (Dominio) y establece buenos vínculos con los demás (Aquiescencia). Se concluye que, desde una "hipótesis bilateral" de la personalidad, se requieren ciertas características para hacer frente a la demanda deportiva, rendir a un mayor nivel y ser estable a lo largo del tiempo, por lo que se estaría hablando de una "hipótesis de rendimiento".