Las interfaces cerebro-máquina pueden enviar señales a circuitos neuronales y recibirlas. Los dispositivos actuales tienden a funcionar de manera imprecisa o con lentitud. Una nueva investigación implanta las interfaces en aquellas áreas del cerebro que formulan las intenciones de moverse de una persona, con lo que se consigue una técnica más versátil para los pacientes con lesiones medulares.