Durante largo tiempo, muchos físicos han pensado que las propiedades cuánticas de la gravedad solo serían accesibles experimentalmente al sondear la escala de Planck, un régimen de energías imposible de alcanzar en la práctica. En los últimos años varias propuestas han sugerido un ingenioso camino alternativo: medir los efectos del campo gravitatorio generado por masas diminutas en las que previamente se haya inducido un estado de superposición cuántica. Tales experimentos no requerirían grandes energías, pero sí una precisión abrumadora y un control sin precedentes sobre los sistemas cuánticos implicados. Con todo, podría tratarse de una meta factible a medio o largo plazo.