A pesar de su predominio en los últimos cincuenta años y de sus indiscutibles aportaciones teóricas y empíricas, la psicología cognitiva no ha podido cumplir algunas de sus promesas esenciales para dar cuenta del funcionamiento de la mente humana. En este artículo se destaca que la mayor parte de los componentes cognitivos que no han podido abordarse desde el enfoque computacional dominante son precisamente los que diferencian a la mente humana de otros sistemas cognitivos (las emociones, las intenciones, el aprendizaje conceptual, el significado), que aquí se resumen en la capacidad de la mente humana para manejar conocimientos, definidos como representaciones explícitas, y no sólo, como el resto de los sistemas cognitivos, representaciones de naturaleza implícita. Estudiar esas representaciones explícitas requiere desarrollar, en el marco de la psicología cognitiva, una psicología del conocimiento que recupere para la investigación psicológica tres componentes esenciales de la mente humana olvidados por la clásica psicología cognitiva: los contenidos, la conciencia y la cultura. Sólo así será posible que Hal, el robot «humano» ideado por Arthur C. Clarke, pueda ser comprendido desde la psicología cognitiva.