A. de Albóniga Chindurza, Carla Anciones Martín, F. Acebrón, D. Ibáñez, P. Roiz Rey, P. Pérez Torre, Guillermo García Ribas
Objetivo. El deterioro cognitivo está infradiagnosticado. El estudio DECOFIRH pretende detectar la tasa de deterioro cognitivo no conocido y su impacto en la situación funcional de estos pacientes tras un ingreso hospitalario mediante cuestionarios realizados a un informador.
Pacientes y métodos. Estudio observacional prospectivo realizado sobre una serie de casos, de pacientes comprendidos entre 70 y 85 años, que ingresan en el Servicio de Medicina Interna de un hospital terciario. Se excluyó a los pacientes con diagnóstico de demencia o enfermedades neurológicas graves, así como a los que habían sido hospitalizados recientemente. Los tests empleados en la detección de deterioro cognitivo fueron Alzheimers Disease 8 (AD8) e Informant Questionnaire on Cognitive Decline in the Elderly (IQCODE). Asimismo, se evaluó la situación funcional mediante el índice de Barthel en el momento del ingreso y tres meses después.
Resultados. Durante los tres meses de seguimiento ingresaron 809 pacientes y cumplieron los criterios de inclusión 79 (9,7%) de ellos. Su edad media era de 80 años. Mediante el IQCODE se detectó una tasa de deterioro cognitivo del 30,3%, y con el AD8, del 34,1%. En el ingreso, el 37,9% de los pacientes era funcionalmente independiente. A los tres meses, este porcentaje cayó al 24%.
Conclusiones. En nuestra muestra, casi un tercio de los ancianos sin comorbilidades sistémicas o neurológicas graves dio positivo para la detección de deterioro cognitivo según nuestros tests basados en el informador, sin ser éste conocido previamente. El deterioro funcional afecta casi a una cuarta parte de estos pacientes a los tres meses del ingreso.