Objetivo. El deterioro cognitivo está infradiagnosticado. El estudio DECOFIRH pretende detectar la tasa de deterioro cognitivo no conocido y su impacto en la situación funcional de estos pacientes tras un ingreso hospitalario mediante cuestionarios realizados a un informador.
Pacientes y métodos. Estudio observacional prospectivo realizado sobre una serie de casos, de pacientes comprendidos entre 70 y 85 años, que ingresan en el Servicio de Medicina Interna de un hospital terciario. Se excluyó a los pacientes con diagnóstico de demencia o enfermedades neurológicas graves, así como a los que habían sido hospitalizados recientemente. Los tests empleados en la detección de deterioro cognitivo fueron Alzheimers Disease 8 (AD8) e Informant Questionnaire on Cognitive Decline in the Elderly (IQCODE). Asimismo, se evaluó la situación funcional mediante el índice de Barthel en el momento del ingreso y tres meses después.
Resultados. Durante los tres meses de seguimiento ingresaron 809 pacientes y cumplieron los criterios de inclusión 79 (9,7%) de ellos. Su edad media era de 80 años. Mediante el IQCODE se detectó una tasa de deterioro cognitivo del 30,3%, y con el AD8, del 34,1%. En el ingreso, el 37,9% de los pacientes era funcionalmente independiente. A los tres meses, este porcentaje cayó al 24%.
Conclusiones. En nuestra muestra, casi un tercio de los ancianos sin comorbilidades sistémicas o neurológicas graves dio positivo para la detección de deterioro cognitivo según nuestros tests basados en el informador, sin ser éste conocido previamente. El deterioro funcional afecta casi a una cuarta parte de estos pacientes a los tres meses del ingreso.