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Se investigó la efectividad de un modelo de terapia de grupo cognitivo-conductual para el tratamiento de niñas víctimas de violencia sexual (VS) al ser aplicado por grupos distintos de profesionales: Investigadores/psicólogos que desarrollaron el modelo (G1) y psicólogos de la red pública de asistencia social entrenados por el primer grupo (G2). Se realizó un estudio cuasi-experimental, en el cual el modelo de terapia de grupo fue aplicado por los dos grupos. Fueron atendidas 103 niñas víctimas de violencia sexual (VS) con edades entre siete y 16 años (M=11,76 años, DP=2,02 años), siendo 49 atendidas por G1 y 54 por G2. Los resultados indican reducción significativa en los síntomas de depresión, ansiedad, estrés y TEPT. La comparación entre los resultados obtenidos por los dos grupos de profesionales en la aplicación del modelo indica que no hay diferencias significativas en los índices de mejora de las participantes. Estos resultados indican la efectividad del modelo de terapia de grupo cognitivoconductual evaluado y la posibilidad de ser utilizado como una estrategia de atención por los profesionales de psicología que trabajan en servicios públicos
The effectiveness of a cognitive-behavioral group therapy model for the treatment of girls victims of sexual violence (SV) was investigated when applied by different groups of practitioners: researchers/psychologists who developed it (G1) and psychologists from the public social care network trained by the first group (G2). A quasiexperimental study was carried out, in which the group therapy model was applied by the two groups. A total of 103 girls victims of sexual violence (SV), aged between seven and 16 years (M=11.76 years, SD=2.02 years) were included, with 49 attended by G1, and 54 by G2. The results indicated a significant reduction in the symptoms of depression, anxiety, stress, and PTSD. The comparison between the results obtained by the two groups of practitioners in the application of the model indicated no significant differences in the rates of improvement of the participants. These results indicate the effectiveness of the cognitive-behavioral group therapy model evaluated and the possibility of it being used as a care strategy by psychology practitioners working in public services.
