Las relaciones entre la investigación y la práctica clínica se analizan a partir de la demanda de esta última acerca de nuevas perspectivas terapéuticas y de una confirmación empírica de sus decisiones. Dos ejemplos de una relación clara y justificada entre datos de la investigación teórica y el desarrollo posterior de programas de intervención sirven para ilustrar los logros y las decepciones de estas relaciones. A partir de dicho análisis, se comenta la propuesta de la práctica basada en la evidencia, las exigencias que supone y las dificultades de su aplicación concreta, sobre todo en la intervención en aspectos como la semántica y la pragmática. Se señala, finalmente, la ausencia de investigaciones acerca de un elemento que se estima crucial en la eficacia de una terapia, es decir, las características y habilidades del terapeuta.