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Recientemente, ha emergido el campo de la neurociencia evolutiva cognitivo/socioafectiva como fruto del cruce entre la Psicología Evolutiva y la Neurociencia, ligado a los nuevos avances técnicos en la neuroimagen y la electrofisiología. Este artículo presenta argumentos y evidencias, a partir de una selección de áreas de investigación, con el fin de ilustrar la ventaja potencial del enfoque de la neurociencia para el estudio de los fenómenos evolutivos. Concretamente, se plantea que añadir datos neurológicos a nuestra teorización sobre el cambio puede producir varios efectos beneficiosos ya que: a) contribuye a reconsiderar los viejos debates bajo una nueva luz; b) ayuda a refinar algunos constructos psicológicos complejos; y c) desarrolla áreas de investigación que contemplan varios niveles de análisis, desde los genes hasta las influencias contextuales. Finalmente, se reflexiona sobre los retos que implica el adaptarse a nuevas tecnologías así como la construcción de nuevas propuestas teóricas. Se concluye que vale la pena afrontar los retos ya que pueden terminar con la polarización de nuestra disciplina entre los enfoques cognitivos y socioculturales mediante la inclusión de ambos dentro de una perspectiva más comprehensiva de los procesos evolutivos.
Recently, a new field of developmental cognitive/socio-affective neuroscience has emerged at the crossroads of Developmental Psychology and Neuroscience, linked to new advances in neuroimaging and electrophysiological measures. This paper presents arguments and evidence from a variety of research areas to illustrate the potential strength of the neuroscience approach to the study of developmental phenomena. In particular, it is argued that adding neurological data to our theorisation of change may produce several beneficial effects: a) bringing new light to old topics; b) refining complex psychological constructs, and c) developing research areas that contemplate several levels of analysis, from genes to contextual influences. Finally, some reflections are presented on the challenges involved in adapting to new technologies and building new theoretical proposals. It is concluded that these challenges are worthwhile because they could potentially bring an end to the polarisation in our discipline between cognitive and sociocultural approaches by encompassing both within a more comprehensive view of developmental processes.
