La enseñanza de la Historia en las escuelas está históricamente vinculada a un triple proceso desarrollado desde finales del siglo XVIII: la construcción de las naciones modernas y, paralelamente, sus imaginarios; la escolarización de los jóvenes por los Estados y el lugar de la Historia como motor de un nuevo régimen de temporalidad. Esta enseñanza centrada en la nación se basaba en una narrativa heroica y finalista que proyecta al niño en una comunidad nacional dirigida a transformado hacia un Progreso irreversible. Este artículo analiza las transformaciones en la enseñanza de la Historia surgidas en Europa a finales del siglo XX. Proporciona el contexto de esta transformación caracterizada por un nuevo enfoque del pasado, centrado en las víctimas de crímenes (de genocidio, represión, guerra civil). Este enfoque establece un nuevo contrato narrativo para las sociedades europeas: conmemorar los crímenes y las víctimas para fortalecer la cohesión social, en vez de olvidarlos, para prevenir la repetición de estos crímenes educando a las nuevas generaciones como ciudadanos tolerantes a través de la transmisión de la Historia de estos crímenes. Bajo este nuevo mandato moral de creación de ciudadanos tolerantes y de la prevención del autoritarismo, el curriculum de la Historia introduce crímenes como el genocidio de los judíos y conforma el desarrollo de nuevos programas y prácticas educativos a gran escala, como la visita a los lugares de masacres, como una educación performativa en derechos humanos. El texto presenta diferentes casos de países europeos que están experimentando esta evolución.Al mismo tiempo, la caída del comunismo en Europa del Este y la integración de estos países en la Unión Europea en la década de los 2000 provocó un cambio en la enseñanza de la Historia que se conforma según un modelo de transición. Este modelo defendido por la UE moviliza actores supranacionales (instituciones, ONGs). Esta vez, la enseñanza de la Historia sirve a la educación para Europa y la democracia, al tomar en cuenta las minorías nacionales.La tercera parte del artículo aborda un movimiento de renacionalización de la enseñanza de la Historia que ha estado en marcha desde la década de los 2000, a través de la presentación de varios casos europeos.En conclusión, de este modo, la enseñanza de la Historia permanece en la encrucijada de la política y la cultura, bajo el prisma de las cuestiones narrativas de las sociedades, evolucionando en un mundo globalizado y ahora marcada por un horizonte temporal incierto.
History teaching today in Europe: between preventive education, transitional model and renationalization. The teaching of history in schools is historically linked to a triple process that developed from the end of the 18th century: the construction of modern nations and, in parallel, their imaginaries, the schooling of young people by the state, and the place of History as the driving force of a new regime of temporality. This teaching was centered around the nation in a heroic and finalist narrative projecting children into a national community turned towards irreversible Progress. This article discusses the transformations in history teaching that emerged in Europe at the end of the 20th century. It provides the context for this transformation with a new approach to the past focused on the victims of crimes (genocides, repression, civil war). This approach establishes a new narrative contract for societies: memorializing crimes and victims to strengthen social cohesion rather than forgetting them and preventing the repetition of these crimes by educating younger generations as tolerant citizens through the transmission of the history of these crimes. It is in this new moral injunction and prevention that the teaching of history introduces crimes such as the genocide of the Jews into its curricula and sees the development of new large-scale pedagogical practices: the visit to the sites of massacres perceived as a performative education in human rights. The text presents different cases of European countries that are experiencing this evolution. At the same time, the fall of communism in Eastern Europe and the integration of these countries into the European Union in the 2000s led to a change in the teaching of history integrated into a transitional model. This model advocated by the EU mobilizes supranational actors (institutions, NGOs). This time, history teaching serves an education for Europe and democracy by taking into account national minorities. The third part of the article addresses a movement of renationalization of history teaching that has been underway since the 2000s through the presentation of several European cases. In conclusion, the teaching of history thus always remains at the crossroads of politics and culture, under the prism of narrative issues of societies evolving in a globalized world now marked by an uncertain temporal horizon.