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Las mujeres están infrarrepresentadas en las posiciones más altas de la esfera laboral. Dado que ya no existen obstáculos legales o institucionales que mantengan esta situación, parece obvio pensar que algunas otras barreras no tan visibles ("techo de cristal") pueden ser las responsables de ello. En este trabajo se presentan tres tipos de creencias (estereotipos, ideología e identidad de género), desde una perspectiva tanto cognitiva como motivacional y social, que consideramos importantes en el mantenimiento de las desigualdades de género mencionadas. Tras una revisión teórica, nuestras conclusiones son: a) Los estereotipos de género cobran importancia al referirse a determinados subtipos de mujer (profesional o "sexy"), a ciertos campos profesionales (e.g., típicamente masculinos) o ante determinadas circunstancias situacionales (e.g., desproporción entre el número de hombres y de mujeres en la organización); b) La ideología de género más sutil o encubierta (neosexismo, sexismo ambivalente) supone un peligro mayor dado que su tono positivo la hace más aceptable que la tradicional y explícita; c) la identidad de género (tanto derivada de la pertenencia grupal como concebida como auto-percepción en términos masculinos o femeninos), es importante en las aspiraciones profesionales de hombres y mujeres. Por último, se subraya la importancia de la propuesta de Pratto y Walker (2004) sobre la conexión existente entre las bases de poder (fuerza, control de recursos, ideología y obligaciones sociales), las cuales ayudan a perpetuar el statu quo favorable a los hombres, en la medida en que orienta acerca del lugar que ocupan las creencias mencionadas en el marco general de la realidad social.
