En nuestro mundo cambiante, sobre todo en aquello que concierne al cruce de culturas y de lenguas, lo que parece imponerse es una noción de la alteridad y de la individuación más compleja que antes. En el proceso analítico, los problemas del exilio, de las migraciones, de los trastornos de la memoria, de las lenguas y de la pérdida de señas culturales se manifiestan a menudo cuando las fronteras externas e internas se imbrican en el curso de la organización de la identidad.