Josep Moya Ollé
La situación escolar ha sido considerada durante mucho tiempo como un entorno generador de angustia para los alumnos; sin embargo, en los últimos años, también lo es para los docentes. Si ciertos alumnos presentan un rechazo escolar manifiesto, puede ocurrir que algunos docentes puedan padecer fenómenos de angustia relacionados con sus tareas educativas. Este artículo aborda sucintamente este problema situándolo, no obstante, en el punto crítico de un encuentro en el que, también, hay que incluir a los padres. Las demandas y expectativas de unos y otros se entrecruzan de manera no armoniosa dando lugar, en bastantes ocasiones, a desencuentros que pueden devenir en serios conflictos.