María Isabel Cifo Izquierdo
Este estudio aborda el problema del sedentarismo en universitarios, una preocupación de salud pública que contradice las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud y la Agenda 2030. El objetivo fue analizar el impacto de los descansos activos en una muestra de estudiantes universitarios sobre su bienestar físico, cognitivo y mental. La muestra estuvo compuesta 89 estudiantes del Grado de Educación Infantil. El programa se llevó a cabo en un periodo de 8 semanas, tuvieron una duración de 10 minutos y se realizaron después de 20-30 minutos de clase académica sedentaria. Los descansos activos se estructuraron en 3 fases (inicial, principal y final) y 3 tipos: 1) centrados exclusivamente en ejercicio físico, 2) combinando ejercicio físico con contenido académico propio de la titulación y 3) enfocados en la relajación y atención. Se utilizó un cuestionario de percepción subjetiva para evaluar la condición física, cognitiva y mental de los estudiantes, y se complementó con la observación docente. Los resultados mostraron mejoras en el bienestar físico de las piernas, espalda, cuello y hombros, así como un aumento en la concentración, receptividad y memorización. Además, se observó una mayor estabilidad y motivación mental, aunque sin un aumento significativo en el estado de alerta. La docente valoró positivamente la reducción del tiempo sedentario y el incremento de la actividad física, destacando el uso de descansos activos con contenido académico. Se concluye que los descansos activos son una estrategia efectiva para reducir el sedentarismo y mejorar la salud física y mental de los estudiantes, sugiriendo su adopción por otras instituciones educativas. La integración de contenidos académicos en los descansos activos ofrece una doble función pedagógica y de salud, fomentando hábitos saludables y contribuyendo a los objetivos de salud y educación de la Agenda 2030.
This study addresses the problem of a sedentary lifestyle among university students, a public health concern that contradicts the recommendations of the World Health Organization and the 2030 Agenda. The objective was to analyze the impact of active breaks in a sample of university students on their physical, cognitive and mental well-being. The sample consisted of 89 students enrolled in the Early Childhood Education Degree. The program was conducted over a period of 8 weeks, had a duration of 10 minutes and was performed after 20-30 minutes of a sedentary academic class. The active breaks were structured in 3 phases (initial, main and final) and 3 types: 1) focused exclusively on physical exercise, 2) combining physical exercise with academic content specific to the degree and 3) focused on relaxation and attention. A subjective perception questionnaire was used to evaluate the physical, cognitive, and mental condition of the students, which was complemented by teacher observation. The results revealed improvements in the physical well-being of the legs, back, neck, and shoulders, and increased concentration, receptivity, and memory. In addition, greater mental stability and motivation were observed, although without a significant increase in alertness. The teacher positively valued the reduction in sedentary time and the increase in physical activity, highlighting the use of active breaks with academic content. It was concluded that active breaks are an effective strategy to reduce sedentary time and improve the physical and mental health of students, suggesting their adoption by other educational institutions. The integration of academic content in active breaks offers a dual pedagogical and health function, promoting healthy habits and contributing to the health and education goals of the 2030 Agenda.