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María Luisa Muñoz de la Cruz
Parafraseando a R. Wallerstein, que ya en el siglo pasado hablaba de «un psicoanálisis o muchos», yo me pregunto: ¿Al final de este siglo podremos seguir hablando de un psicoanálisis o de ninguno? Esta pregunta, un tanto provocativa, creo que no está muy lejos del fantasma que recorre algunas de nuestras Sociedades.
Me gustaría poder profundizar en esta breve comunicación sobre «estos fantasmas e intentar indagar su conexión con la teoría y la práctica del psicoanálisis por los psicoanalistas de hoy».
Cuando me inquieto por la supervivencia del psicoanálisis en los años venideros, quiero referirme sobre todo a nosotros, los propios psicoanalistas y nuestra convicción psicoanalítica en el devenir de estos últimos años.
Utilizaré, para seguir reflexionando sobre la situación del psicoanálisis actual, la parábola de El Gran Inquisidor de Dostoyevski, episodio del que Freud opinaba que era una de las obras cumbre de la literatura universal.
