El texto de Tizón versa justamente sobre las emociones que se vinculan con el belicismo y los mitos y símbolos que subyacen al mismo. Todo aquello que facilita el paso al acto de la guerra de un modo muy disociado (Daurella, 1994) y a través de mecanismos psicológicos primitivos o poco elaborados, los más remotos con respecto a la posición depresiva, nos atreveríamos a decir. Dos son los objetivos que el autor se plantea al inicio de su ensayo: el primero, ilustrar como los mitos y símbolos de la guerra forman una parte fundamental de nuestra cultura y nuestra ética. El segundo, defender que hay motivos sobrados para cambiar esos mitos y símbolos por otros basados en la vida y el cuidado. Creemos, tras la lectura del texto, que ambos quedan sobradamente cumplidos