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Ante la interpelación de la fragmentación social y de la vulnerabilidad, y en el contexto de la responsabilidad social universitaria, esta ponencia plantea la tesis de la vocación de prójimo de las universidades católicas y, por ende, su necesaria extroversión, proactiva inserción social, apertura e inclusión, y su indelegable aporte a la cultura de la solidaridad y al compromiso ciudadano. En rigor, se sostiene que, más que una mera responsabilidad social, la universidad católica tiene una verdadera “misión social y cultural”. En medios secularizados, pero también de desencarnación cristiana, la tarea de las universidades católicas es a la vez de compromiso social y contradicción cultural.Frente a la fragmentación social y la vulnerabilidad, la indiferencia, el individualismo y la inequidad, las cicatrices de desamor, la desconfianza e increencia, la desesperanza y angustia social, la vocación de servicio y de alteridad de las universidades católicas –y su propia identidad y misión–, deben traducirse en la construcción de una cultura de corresponsabilidad y comunión, contribuyendo así a configurar una sociedad más justa, más cohesionada y más fraterna.
Given the challenging of social fragmentation and vulnerability, and in the context of university social responsibility, this paper makes the case neighbor vocation of Catholic universities, and therefore its necessary extraversion, proactive social inclusion, openness and inclusion, and their indelible contribution to the culture of solidarity and civic engagement.Indeed, it is argued that, rather than a mere social responsibility, the Catholic university has a real “social and cultural mission”. In secular media,but also of Christian incarnation, the task of catholic universities is both social engagement and cultural contradiction.Faced with the social fragmentation and vulnerability, indifference, individualism and inequality, the scars of indifference, distrust and disbelief to despair and social distress, dedication to service and otherness of Catholic universities –and his own identity and mission–, must be translated into the building of a culture of responsibility and communion, helping to set up a fairer, more cohesive and more fraternal society.
