Robert Peacock
Tradicionalmente, la justicia en África no buscaba crear delitos ni delincuentes, sino mantener el equilibrio en las sociedades comunitarias. Esto contrasta fuertemente con la naturaleza punitiva, y orientada al individuo, de los conceptos occidentales importados del derecho y la justicia penal de los colonizadores. Para impulsar una agenda emancipadora en África y en el Sur global es necesario desplazar los límites de la victimología, en las sociedades en transición y post-conflicto, fuera del ámbito de los estrechos y opresivos puntos de vista occidentales. Esta perspectiva requeriría una exploración de los legados históricos y políticos, junto con el estudio de los sistemas de opresión entrelazados a aquellos, que sustentan la victimización individual y colectiva. La Comisión de la Verdad y la Reconciliación sudafricana sirve como ejemplo del valor, potencialmente transformador, de la filosofía africana de Ubuntu para hacer frente a graves violaciones de los derechos humanos. Dado que la victimización busca deshumanizar, es vital aplicar una lente cultural para explorar la forma en que los individuos y los grupos se perciben a sí mismos y sus responsabilidades en relación con los demás. Ello pone en evidencia la relevancia de una reflexión continua y una reevaluación de los principios de comunalidad, reciprocidad e inclusividad de Ubuntu -que también se manifiestan de diversas formas en otras culturas y tradiciones-, y que podrían servir para subrayar la unidad esencial y la interconexión de toda la humanidad.
Justice in Africa did not seek to create offences or offenders, but rather to maintain equilibrium in communitarian societies. This stands in stark contrast to the individual-oriented and punitive nature of the imported western concepts of law and criminal justice of the colonial masters.
To advance an emancipatory agenda in Africa and the global South it is necessary to shift the boundaries of victimology in transitional and post-conflict societies outside the realm of narrow and oppressive western viewpoints. Such analyses would require an exploration of historical and political legacies together with their associated interlocking systems of oppression that underpin individual and collective victimisation. The South African Truth and Reconciliation Commission serves as an example of the potential transformative value of the African philosophy of Ubuntu to deal with gross human rights violations. Since victimisation seeks to dehumanise, it is vital to apply a cultural lens to explore the manner in which individuals and groups perceive themselves and their responsibilities in relation to others. An ongoing reflection and re-appraisal of the principles of communality, reciprocity and inclusivity of Ubuntu - which are also apparent in diverse forms in other cultures and traditions could serve to re-emphasise the essential unity and interconnectedness of all of humanity.