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Joaquín Gairín Sallán, Maria Domingo Coscollola, Miquel Àngel Prats i Fernández, Jordi Simón Llovet
La Competencia Digital Docente (CDD) es una necesidad real y pronto una exigencia legal para el profesorado, planteándose como un reto profesional y formativo al que cabe dar la mejor respuesta. La presente contribución analiza el portafolio en general y en formato digital como un instrumento formativo para adquirir la CDD, delimitando su sentido, contenido y aplicación, al mismo tiempo que se comentan los aspectos problemáticos que plantea su utilización. El portafolio digital, también identificado como carpeta de aprendizaje, puede ser un buen instrumento para organizar y reforzar los aprendizajes durante la formación de los docentes, coherente con las demandas de la sociedad del conocimiento, con las nuevas funciones de los profesores y con las exigencias propias de una metodología que defienda el aprender haciendo. Puede también ser el inicio del portafolio profesional, como herramienta que acompañe a los docentes en su desarrollo y progreso profesional, siempre y cuando la mejora de la práctica se vincule a una práctica evaluativa continua y a un proceso reflexivo basado en el análisis de evidencias que la misma aporta.
Teachers’ Digital Competence (TDC) is a real need and will soon become a legal requirement for teach-ers, a reality that poses a professional and training challenge that must be met with the best possible response. This article offers an analysis, and a validation with the help of 35 experts, of the use of the learning portfolio meth-odology to train teachers in this area. In the context of the study, learning profiles were used both in general and in digital format as TDC training instruments. The study strives to define the meaning, contents and ideal ap-plication of this methodology, and it comments on problematic issues raised by its use. The digital portfolio, a type of learning portfolio, can be a good instrument for organising and reinforcing learning during teacher train-ing in a way that is consistent with the demands of the knowledge society, with the new roles of teachers and with the commitment to methodologies that promote learning by doing. This portfolio can also serve as the begin-ning of the professional portfolio and as a tool to guide teachers in their professional development and progress, as long as efforts to improve through practice are linked to a continuous process of evidence-based reassessment and reflection.
