Elena Puertas López
En este artículo se expone la necesidad ineludible de la presencia del psicólogo en el campo de los desastres, sobre todo teniendo en cuenta que vivimos en una sociedad de riesgo creciente. Se propone una intersección entre instituciones reguladoras en materia de desastres y el profesional de la psicología, intersección que debe discurrir por distintos ámbitos: la Psicología Social, Psicología Clínica, Formación...y que debe constituir un firme compromiso para mejorar el actual sistema de respuesta ante catástrofes. La investigación, la prevención, la formación y el apoyo a las víctimas son las tareas fundamentales que el psicólogo debe trabajar y perfeccionar, con el objeto de minimizar la vulnerabilidad psicológica que puede conllevar una situación de riesgo o de desastre y ofrecer recursos saludables que fomenten una cultura preventiva de mayor conocimiento del riesgo y de autoprotección.