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Madrid, España
La despatologización de la diversidad de género en el CIE-11 marca un giro para los servicios psicológicos para personas trans y no conformes al género. Aunque los cambios estipulados so-lo se incorporan prácticamente desde principios de 2022, se ha estado observando un movimiento general hacia la práctica psicoterapéutica y de asesoramiento afirmativo desde 2018. El presente artículo realiza un recorrido por los tres modelos principales de atención de salud mental para minorías de género, concretamente el modelo de terapias de conversión, el modelo transexual de vigilancia, y el modelo afirmativo, con el fin de contemplarlos bajo una nueva perspectiva. Partiendo de los Estudios de Ciencia, Tecnologíay Sociedad, se examinan las pre-sunciones universalistas y los roles rígidos de los modelos tradicionales. Además, el recorrido revela la necesidad de narrativas situadas que incentiven la autodeterminación y renueven la relación terapéutica como eje de autoexploración en vez de mecanismo de control institucional. Como conclusión, se remarca que el conocimiento interseccional es crucial para compensar las prácticas micro-agresivas y dinámicas que históricamente han promovido psicólogos y otros prestadores de servicios de salud mental.
Depathologisation of gender diversity in the ICD-11 marks a shift in psychological services for transgender and gender nonconforming people. Even though the stipulated changes are only practically applicable ever since early 2022, a general move towards affirmative psychothera-peutic and counselling practice has been noticed ever since 2018. The present paper covers three main models of mental health care for genderminorities, namely the conversion therapy model, the transsexual gatekeeping model, and the affirmative model, in order to view them under a novel lens. Drawing on Science, Technology and Society Studies, the universalist pre-sumptions and rigid gender roles of the traditional models are brought under scrutiny. Moreo-ver, the itinerary reveals the need for situated narratives that encourage self-determination and renovate the therapeutic relationship as a means of self-exploration instead of an institu-tionalcontrol mechanism. Concluding, it is remarked that intersectional knowledge is crucial in compensating for micro-aggressive practices and dynamics historically promoted by psycholo-gists and other mental health providers.
