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El maltrato infantil no es sólo una grave violación de los derechos y el bienestar de niños y niñas, sino también el peor ejemplo de cómo relacionarse y establecer vínculos con los demás. La violencia contra pareja durante la edad adulta puede tener como trasfondo experiencias emocionales y aprendizajes tempranos asociados con los padres como figuras más significativas del desarrollo. El estudio de los hombres que han sido condenados por delitos de violencia contra las mujeres puede arrojar luz sobre cómo las experiencias de la infancia influyen en el comportamiento agresivo de los adultos. En consecuencia, esta investigación explora las relaciones entre el estilo de apego, las experiencias de maltrato en la infancia por parte de las y los progenitores y la agresividad en la vida adulta en una muestra de hombres condenados por violencia contra su pareja (N=265). Tras la depuración y análisis de los datos mediante análisis de conglomerados, ANOVA y regresión jerárquica lineal múltiple, se pone de manifiesto que el hecho de haber sido víctima de maltrato en la infancia entre este tipo de hombres, aunque constituye un factor de riesgo para la conducta violenta en la vida adulta, no la determina. Algo similar podría decirse de los diferentes estilos de apego, funcionando los seguros como factor protector y los inseguros en mayor medida y con diferentes formas de violencia.
Child abuse is not only a serious violation of children’s rights and well-being, but also the worst example of how to relate and bond with others. Violence against an intimate partner during adulthood may have as background the emotional experiences and early learning associated with parents as the most significant developmental figures. The study of men who have been convicted of crimes of domestic violence against women may shed light on how childhood experiences impact aggressive adult behavior. Accordingly, this research explores the relationships between attachment style, childhood parental abuse experiences and aggression in adult life in a sample of men convicted of intimate partner violence (N=265). This was carried out using the Spanish version of the Buss and Perry Aggression Questionnaire and the Melero and Cantero Adult Attachment Questionnaire. After the cleaning and analysis of the data by means of k-means cluster analysis, ANOVA and multiple hierarchical linear regression, it becomes clear that the fact of having been a victim of childhood abuse among this type of men, although it constitutes a risk factor for violent behavior in adult life, does not determine it. Something similar could be said about the different attachment styles, with secure types functioning as a protective factor and insecure types being associated to a greater extent and with different forms of violence.
