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Enrique Echeburúa Odriozola, Pedro Javier Amor Andrés
Ser víctima de un suceso violento en la infancia conlleva un mayor riesgo en el desarrollo de problemas emocionales, de conducta y sociales. Sin embargo, no todos los menores muestran consecuencias negativas graves. La mayor o menor resiliencia va a depender del equilibrio emocional previo, del grado de autoestima, del estilo cognitivo y del tipo de experiencias habidas, así como de su capacidad de resolución de problemas. Entre los factores de protección implicados en la resiliencia figuran el entorno familiar estable y las relaciones de ayuda con los iguales y el apoyo del entorno comunitario. Hay ciertas estrategias de afrontamiento adaptativas, como esforzarse por solucionar los problemas cotidianos de una manera realista y adaptarse a la nueva realidad, olvidar de forma activa o perdonar lo ocurrido. El mayor o menor uso de determinadas estrategias de regulación emocional cognitiva puede asimismo condicionar el proceso de recuperación o estar vinculado a diferentes trayectorias de las víctimas ante sucesos potencialmente traumáticos. Un indicador positivo del proceso de mejoría de la víctima es cuando se recupera la expresión verbal de los sentimientos y se pone orden en el caos de las imágenes y recuerdos del suceso violento. Nuevas investigaciones son requeridas en un futuro próximo, como la influencia de la edad y del sexo de los menores y el papel de las estrategias de afrontamiento y de regulación emocional
Being a victim of a violent event in childhood carries a higher risk of developing emotional, behavioral and social problems. However, not all minors show serious negative consequences. Their degree of resilience will depend on previous emotional stability, degree of self-esteem, cognitive style and the type of experiences, as well as their ability to solve problems. Protective factors implicated in resilience include a stable family environment, helpful relationships with peers, and community support. There are certain adaptive coping strategies, such as striving to realistically solve everyday problems, adapting to the new reality, and actively forgetting or forgiving what happened. The greater or lesser use of certain cognitive emotional regulation strategies can also condition the recovery process or be linked to different trajectories of the victims in the face of potentially traumatic events. A positive indicator of the victim’s improvement is when the verbal expression of feelings is recovered and order is brought to the chaos of images and memories of the violent event. Further research is required in the near future, such as the influence of the age and gender of minors and the role of coping strategies and emotional regulation.
