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Elena Lorente Rodríguez, Sara Fernández Guinea
Objetivo. El número de vehículos a motor que circulan por nuestras carreteras aumenta cada año, así como el de conductores. Conducir un vehículo requiere una serie de aptitudes y capacidades cognitivas, psicomotoras y psicológicas que deben evaluarse bien en el momento de conseguir el permiso de conducción. Desarrollo. La actual expectativa de vida conlleva el aumento de conductores mayores de 65 años. Los avances científicos y tecnológicos han hecho que sobrevivan un número importante de personas con algún tipo de lesión cerebral. En estos casos, es posible que la afectación de las capacidades cognitivas (p. ej., atención, habilidades visuoperceptivas, aumento de los tiempos de reacción, etc.) y las alteraciones emocionales y conductuales pudieran influir en su habilidad para la conducción. Sin embargo, no se conocen bien ni están desarrolladas las medidas que determinan la aptitud o no de estas personas para volver a conducir. Conclusiones. Por tanto, teniendo en cuenta el marco legal existente, queremos analizar las pruebas psicotécnicas que se aplican actualmente para conceder los permisos de circulación y ver si se adecuarían para valorar los pacientes con daño cerebral. También es importante saber cómo se aconseja actuar en el caso de estar frente a un conductor con deterioro cognitivo.
