Anne Erreich
La autora sostiene que la fantasía inconsciente, definida adecuadamente, representa necesariamente la intersección tridimensional del pensamiento desiderativo (fantasía), la percepción verídica del entorno (realidad) y la cognición ingenua de la infancia. Se propone que, aunque la teoría del apego se desarrolló para intentar captar la realidad absoluta de la experiencia diádica, esa experiencia está inextricablemente entrelazada con los otros dos componentes, los deseos y la cognición ingenua y, más aún, que la conducta de los niños en el paradigma del apego sólo puede explicarse planteando la existencia de fantasías inconscientes subyacentes. Al hacer estas afirmaciones, la autora también encara el desarrollo de las fantasías inconscientes y su relación con las formaciones de compromiso y con el trauma.