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Una aproximación neuropsicoanalítica al problema duro de la conciencia gira alrededor de la distinción entre el sujeto de consciencia y los objetos de consciencia. En contraste con la corriente principal de la ciencia cognitiva, el neuropsicoanálisis prioriza al sujeto. El sujeto de consciencia es el medio indispensable en el cual se inscribe la consciencia de los objetos. Esto tiene implicancias para nuestra concepción de lo mental en general. El sujeto de consciencia no es registrado en las modalidades exteroceptivas clásicas; no es una representación cognitiva. Por el contrario, las modalidades exteroceptivas son registradas por el sujeto. Las representaciones cognitivas son sólidos mentales (objetos) engarzados dentro de la subjetividad. El sujeto de consciencia es un estado endógeno del cuerpo. Es importante reconocer que los sólidos mentales (incluyendo al cuerpo como objeto) no son más reales que el estado subjetivo en el cual se inscriben (el cuerpo como sujeto). Asimismo, el estado subjetivo no está desprovisto de cualidad. Convencionalmente se describe, de forma cuantitativa, como nivel de consciencia o de vigilia. Pero se siente algo como estar despierto. La modalidad primaria de los estados subjetivos es afecto. El afecto provee capacidad de sentir en general. Algunas implicancias de esta perspectiva son discutidas aquí, a grandes rasgos, con particular énfasis en nuestra necesidad, como científicos de la mente, de inferir un mecanismo abstracto para explicar la generación tanto subjetiva como objetiva de los datos de consciencia. (Esto es un monismo de doble aspecto). Propongo que la abstracción que estamos buscando (es decir, el mecanismo que yace detrás tanto de las lábiles redes de trabajo neuronales que caracterizan la consciencia fisiológicamente como de la impredictibilidad que la caracteriza psicológicamente) es la incertidumbre. Este mecanismo (la incertidumbre) es equivalente a lo que Friston llama “sorpresa”, a la cual él define matemáticamente en términos de “energía libre”. El autor afirma que lo que confiere al nacimiento psíquico y a la aparición de un Yo su carácter único y su determinación absoluta depende de la peculiaridad de la figura singular que forman los tres ángulos del triángulo edípico, como también sus relaciones necesariamente conflictivas.
Consciousness by surprise. A neuropsychoanalytic approach to the hard problem: A neuropsychoanalytic approach to the hard problem of consciousness revolves around the distinction between the subject of consciousness and objects of consciousness. In contrast to the mainstream of cognitive science, neuropsychoanalysis prioritizes the subject. The subject of consciousness is the indispensable medium in which consciousness of objects is inscribed. This has implications for our conception of the 24 mental in general. The subject of consciousness is not registered in the classical exteroceptive modalities; it is not a cognitive representation. On the contrary, the exteroceptive modalities are registered by the subject. Cognitive representations are mental solids (objects) embedded within subjectivity. The subject of consciousness is an endogenous state of the body. It is important to recognize that mental solids (including the 29 body-as-object) are no more real than the subjective state in which they objective and the subjective data of consciousness generation. (This is dual-aspect monism.) I propose that the abstraction we are looking for (i.e., the mechanism that lies behind both the labile neuronal networks that characterize consciousness physiologically and the unpredictability that characterizes it psychologically) is uncertainty. This mechanism (uncertainty) is equivalent to what Friston calls ‘surprise’, which he defines mathematically in terms of ‘free energy’. neuropsychological. I will explain later what I mean by the terms ‘neuropsychoanalytic’ and ‘meta-neuropsychological’.
