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Mirta Goldstein
La autora investiga los territorios de la práctica y la clínica psicoanalíticas, desarrolla diferentes prácticas de intención y extensión y el territorio específico de la clínica. Desde la medicina hasta el territorio de lo inconsciente (Freud) y lo Real (Lacan), el concepto de clínica ha efectuado un recorrido que la ubica en un lugar prínceps de la elaboración psicoanalítica. Se denomina “clínica” al proceso de elaboración que realiza el analista a posteriori de su praxis, elaboración a la vez consciente e inconsciente en diferentes tiempos de trabajo psíquico. Esta manera de entender la clínica abre nuevos territorios de intervenciones terapéuticas y sociales. El clínico, entonces, es aquel que puede autorizarse como lector de su praxis y de su formación teórica, de las supervisiones que ofrece y recibe, de sus contribuciones escritas y de la comunicación de sus casos. La praxis es diversa. La clínica es singular, de ahí que haya “clínicas”. La teoría es compleja y las posiciones del analista se han diversificado. Hoy el psicoanálisis se extiende a variadas prácticas extramuros de su especificidad, por ende, el analista ocupa diferentes posiciones: el teórico, el practicante, el “clínico”, el lector, el investigador, el que sabe hacer con prácticas de enseñanza y transmisión y el que interviene en los lazos sociales y culturales. Para que sea posible deslindar al practicante, al teórico y al clínico, el analista requiere de autorizarse a intervenir y a decir sobre su acto analítico y, principalmente, autorizarse a abrir nuevos territorios y prácticas.
The territories of the psychoanalytic practice and the psychoanalytic clinic. The author investigates the territories of the psychoanalytic practice and clinic, and develops different intention and extension practices, as well as the specific territory of the clinic. The concept of “clinic,” born in the medical practice, reached the territory of the unconscious (Freud) and of the Real (Lacan). This journey placed it in a primordial place for its role in psychoanalytic working-through. The term “clinic” is here defined as the process of working-through carried out by the analysts a posteriori of their praxis, an elaboration that is both conscious and unconscious at different times of the psychical work. This way of understanding the concept of clinic opens new territories for therapeutic and social interventions. Clinicians, then, are those who can be authorized as readers of their praxis and theoretical training, of the supervisions they offer and receive, of their written contributions and the communication of their cases. Praxis is diverse. Each clinic is unique, hence there are “clinics.” Theory is complex and the analyst’s positions have been diversified. Today psychoanalysis extends to various practices outside its specific territory, so that the analyst occupies different positions: those of the theoretician, the practitioner, the “clinician,” the reader, the researcher, the one who knows what to do with teaching and transmission practices, and the one who intervenes in social and cultural ties. If to distinguish the practitioner, the theoretician and the clinician is to be possible at all, analysts need to authorize themselves to intervene and to speak about their analytic acts, and above all to authorize themselves to open new territories and practices.
