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Bryant P. H. Hui, Laurie Parma, Aleksandr Kogan, Laura Vuillier
La práctica del hot yoga puede aportar importantes ventajas psicológicas, aunque apenas se ha estudiado. Analizamos los efectos del hot yoga sobre una gran variedad de indicadores de bienestar en una muestra de 290 voluntarios sin experiencia en yoga que tomaron parte en un ensayo controlado aleatorio de seis semanas. Los participantes contestaron cuestionarios antes y después de la intervención, dando cuenta de sus experiencias emocionales cuatro veces al día a lo largo de un estudio de muestreo de experiencias. Los resultados mostraron que el bienestar del grupo de hot yoga (n = 137) aumentó del pretratamiento al postratamiento en comparación con el grupo de control de lista de espera (n = 153), mejorando la satisfacción en la vida, la salud en general, la atención plena, la paz mental y el bienestar eudaimónico (ΔR2 entre .01 y .08), aunque no en prosperidad psicosocial, que describe aspectos importantes del funcionamiento social psicológico. Los análisis multinivel desvelaron que se daba un gran aumento de las experiencias emocionales positivas momentáneas a lo largo de todo el ensayo únicamente en el grupo de yoga (R2 condicional = .68), sobre todo al asistir a clase de yoga (R2 condicional = .50). Es interesante ver que este aumento de la emoción positiva momentánea explicaba la mejora de la atención plena, la paz mental y la salud en general en un 21%, 31% y 11% respectivamente tras la intervención. Por último, los beneficios del hot yoga destacaban más en personas con menor bienestar eudaimónico base (R2 condicional = 45), prosperidad psicosocial (R2 condicional = .61) y bienestar mental (R2 condicional = .65), incluso tras descartar los posibles efectos techo. Resumiendo, este estudio ha demostrado los muchos efectos psicológicos del hot yoga y su potencial como eficaz intervención en psicología positiva. La investigación futura (en especial teniendo en cuenta un grupo de control activo) está justificada.
Practicing hot yoga may bring significant psychological benefits, but it is largely unstudied. We examined the effects of hot yoga on multifaceted well-being indicators with 290 healthy yoga-naïve volunteers partaking in a six-week randomized controlled trial. Participants completed questionnaires pre- and post-intervention, and reported their emotional experiences four times per day throughout an experience-sampling study. Results revealed that the hot yoga group (n = 137) improved their well-being from pre- to post-treatment, comparing to the wait-list control group (n = 153). These improvements included life satisfaction, general health, mindfulness, peace of mind, and eudaimonic well-being (ΔR2 ranging from .01 to .08)—but not flourishing, which describes major aspects of social-psychological functioning. Multilevel analyses demonstrated that momentary positive emotional experiences increased significantly throughout the trial in the yoga group only (conditional R2 = .68), particularly when attending a yoga class (conditional R2 = .50). Interestingly, this increase in momentary positive emotion explained the improvement in post-intervention mindfulness, peace of mind, and general health by 21%, 31%, and 11%, respectively. Finally, the benefits of hot yoga were more notable in individuals with lower levels of baseline eudaimonic well-being (conditional R2 = .45), flourishing (conditional R2 = .61), and mental well-being (conditional R2 = .65), even after ruling out any possible ceiling effects. To sum up, this study demonstrated multiple psychological benefits of hot yoga and its potential to be an effective positive psychology intervention. Future research—especially considering an active control group—is warranted.
