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Dörte Martens, Heike Molitor
Las experiencias en la naturaleza son importantes para el desarrollo de los niños, con efectos positivos en los niveles físico, mental y social. Las áreas para experimentar la naturaleza, o espacios de juego que incluyan únicamente elementos naturales, en lugar de elementos de juego construidos, ayudan a fomentar el desarrollo infantil. Este artículo analiza los efectos de tres áreas para experimentar la naturaleza en un área metropolitana, en comparación con tres parques de juegos que actúan como espacios control. En un diseño cuasiexperimental, se realizaron observaciones conductuales a lo largo del año 2017 sobre los comportamientos de juego y la autonomía de los niños, que jugaron bien en áreas para experimentar la naturaleza, bien en los parques de control. Los resultados muestran que, en las áreas para experimentar la naturaleza, el juego de los niños tiene un mayor nivel de complejidad que en los parques urbanos. Las frecuencias de juego en áreas para experimentar la naturaleza son menores que en los parques. La conducta autónoma, medida a través de las interacciones sociales, la implicación de los adultos y la movilidad autónoma, muestra una imagen diferenciada entre las tres áreas. Las áreas para experimentar la naturaleza podrían aportar aspectos importantes para fomentar el desarrollo infantil; se plantean también mejoras potenciales a este estudio.
Nature experiences are important aspects in the development of children, with positive effects on the physical, mental and social level. Nature experience areas, that is, play areas with natural elements only, instead of constructed play elements, address the aim to support child development. This article analyses the effects of three nature experience areas in a metropolitan area, compared with three playgrounds serving as control areas. In a quasi-experimental design, behaviour observations on play behaviour and autonomy of children playing in either nature experience areas or control playgrounds were conducted in 2017. Results show that the play of children in the nature experience areas was more complex than that of those on the playground. The frequencies of children playing in nature experience areas are lower than on the playground. The autonomous behaviour, measured by social interactions, the involvement of adults and an autonomous mobility, shows a differentiated picture between the three areas. Natural experience areas could provide important aspects to support child developments, and improvements are being discuss
