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Mariana Maia de Carvalho, Maria da Luz Vale Dias
Introducción: La alfabetización en salud mental se asocia con mejores resultados en salud mental y se cree que mejora la forma en que las personas afrontan los retos de la vida y gestionan los problemas de salud mental. Sin embargo, ningún estudio ha examinado empíricamente las relaciones entre la alfabetización en salud mental y el uso de estrategias de afrontamiento. Objetivos: Este estudio pretende describir los niveles de alfabetización en salud mental (alfabetización sobre la enfermedad mental y alfabetización sobre la salud mental positiva) y el uso del afrontamiento (estilos de afrontamiento) en adolescentes, jóvenes-adultos y adultos; explorar la relación entre el afrontamiento y la alfabetización en salud mental en cada grupo de edad; comparar si los patrones de las correlaciones significativas varían entre los grupos. Métodos: Este es un estudio de diseño transversal/exploratorio. Hemos recogido online y mediante el método de lápiz-papel tres muestras evolutivas: adolescentes de entre 15-18 años (N=240), jóvenes-adultos de entre 19-36 años (74) y adultos de entre 37-75 años (N=105). Las medidas utilizadas fueron: Cuestionario de Salud Mental Positiva PosMHLitq (Maia de Carvalho et al., en preparación) para evaluar la alfabetización sobre salud mental positiva; el Cuestionario de Alfabetización en Salud Mental MHLq (Campos et al., 2016; Dias et al., 2018) y la adaptación portuguesa del Brief Cope de Pais Ribeiro y Tavares (2004) para controlar los estilos de afrontamiento. Resultados: En los tres grupos de desarrollo, la mayoría de los estilos de afrontamiento se asocian tanto con la alfabetización sobre la enfermedad mental como con la alfabetización sobre el bienestar mental, pero con diferentes patrones de correlación entre afrontamiento/alfabetización sobre el bienestar mental/alfabetización sobre la enfermedad mental y entre los grupos. El uso de apoyo emocional es el único estilo de afrontamiento que se asocia significativamente tanto con la alfabetización sobre la enfermedad mental como con la alfabetización sobre el bienestar mental en adolescentes, jóvenes-adultos y adultos. Conclusiones: Las investigaciones futuras deberían examinar estos hallazgos con un diseño longitudinal.
Introduction: Mental health literacy is associated with better mental health outcomes and believed to improve the way people cope with life challenges and manage mental health issues. Nevertheless, no study has yet empirically examined the relationships between mental health literacy and the use of coping strategies. Aims: This study aims to describe the levels of mental health literacy (literacy about mental illness and literacy about positive mental health) and the use of coping (coping styles) in adolescents, young-adults and adults; To explore the relationship between coping and mental health literacy in each age group; To compare if patterns of significant correlations vary across groups. Methods: This is a cross-sectional / exploratory design study. We have collected online and through paper-pencil method three developmental samples: adolescents aged between 15-18 years old (N=240), young-adults aged between 19-36 (74) and adults aged between 37-75 (N=105). Measures used were: Positive Mental Health Questionnaire PosMHLitq (Maia de Carvalho et al., in preparation) to evaluate literacy about positive mental health; the Mental Health Literacy Questionnaire MHLq (Campos et al., 2016; Dias et al., 2018) and the Portuguese adaptation of the Brief Cope by Pais Ribeiro and Tavares (2004) to control coping styles. Results: Across the three developmental groups, most coping styles are associated with both literacy about mental illness and literacy about mental well-being, but with different patterns of correlation between coping/literacy about mental well-being/coping/literacy about mental illness and between groups. The Use of Emotional Support is the only coping style significantly associated with both mental health literacy about mental illness and literacy about mental well-being in adolescents, young-adults and adults. Conclusions: Future research should examine this findings with longitudinal design.
