Nuestro apreciado colega de la Sociedad Española de Psicoanálisis (SEP) nos ofrece generosamente las vicisitudes de su difícil tarea de acompañar en la elaboración psíquica de un proceso de cambio de género de mujer a varón; arduo trabajo que resulta inconcluso por la decisión de su paciente de interrumpir. A partir de su experiencia propone una serie de conclusiones, con alguna de las cuales no puedo evitar disentir, asumiendo, como él señala, que todos podemos tener preconcepciones y prejuicios.