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Sebastián Eduardo Mendl
El presente trabajo reconstruye, desde una perspectiva crítica, las objeciones de Habermas desarrolladas en la Teoría de la Acción Comunicativa y sus escritos complementarios, a la teoría de la intersubjetividad husserliana. Para el autor, la construcción de una teoría de la sociedad exige un cambio de paradigma desde la filosofía de la conciencia a la filosofía del lenguaje, con el consecuente abandono de las referencias a todo punto de partida solipsista. Precisamente, desde la perspectiva habermasiana, el problema del origen de la autoconciencia encuentra su solución al referirse a la actividad social en la que el sujeto está implicado. La indivi-duación del sujeto se constituye en el nivel de la intersubjetividad lingüística: el contexto de interacción precede a la aparición de perspectivas individuales respecto de las experiencias. Ahora bien, la presente investigación devela que la teoría de Habermas falla en demostrar que la autopercatación del sujeto es generada enteramente por las relaciones sociales. En efecto, no es posible eludir el sentido primario de la identidad que Husserl ha designado como el polo de acción y afección. Las aporías de la teoría habermasiana muestran la necesidad de reestablecer un diálogo con la fenomenología trascendental, que no parta de un cambio de paradigma, un abandono de la filosofía de la conciencia, sino de la posibilidad de un enriquecimiento recíproco entre ambas propuestas teóricas. En conclusión, una filosofía del sujeto constituye una condición necesaria para elucidar la intersubjetividad y la institución del mundo de la vida social.
This article reconstructs, from a critical perspective, Habermas’ objections developed in the Theory of Communicative Action and its complementary writings, to Husserlian theory of intersubjectivity. For the author, the construction of a theory of society requires a paradigm shift from the philosophy of consciousness to the philosophy of language, with the subsequent abandonment of references to all solipsist starting points. Precisely, from the Habermasian perspective, the problem of the origin of self-consciousness finds its solution by referring to the social activity in which the subject is involved. The individuation of the subject is formed at the level of linguistic intersubjectivity: the context of interaction precedes the emergence of individual perspectives about experiences. The current investigation exposes that Habermas’ theory fails to show that self-perception of the subject is entirely generated by social relations. In fact, it is not possible to avoid the primary sense of identity that Husserl has designated as the pole of action and affection. The aporias of the Habermasian theory show the need to reestablish a dialogue with transcendental phenomenology, which does not start from a paradigm shift, an abandonment of the philosophy of consciousness, but from the possibility of a mutual enrichment between both theoretical proposals. In conclusion, a philosophy of the subject constitutes a necessary condition to elucidate the intersubjectivity and the institution of the social life-world.
