Más allá de las prácticas puntuales que son reconocidas internacional-mente como prácticas de tortura, la tortura puede ser comprendida a través de las formas de socialización dentro de un sistema constituido a partir de la violencia totalitaria de Estado y de diversas subjetividades de grupo. Es necesario reconocer el fundamento de esa violencia, sus relaciones con el goce, la moral y la ley, para situar en particular sus formas de subjetivación a través de la obediencia, así como el núcleo fantasmático sadomasoquista, que engancha el sujeto al Otro en una dimensión totalitaria del lazo social. El presente artículo explora una forma de marcar límites y resistir a esas formas de subjetivación, a tra-vés del psicoanálisis como práctica singular orientada por una ética de la palabra y la escucha que posi-bilita asumir una nueva forma de plantearse como sujeto de deseo.
Beyond specific practices that are internationally recognized as torture practices, torture can be understood through forms of social-ization within a system constituted from totalitarian state violence and various group subjectivities. It is necessary to recognize the core of this violence, its relations with jouis-sance, morals and the law, in order to locate in particular its forms of subjectivation through obedience, as well as the phantasmatic sado-masochistic nucleus, which hooks the subject to the Other in a totali-tarian dimension of the social bond. The present article explores a way of setting limits and resisting these forms of subjectivation, through psychoanalysis as a singular practice guided by an ethic of the speaking and listening that makes it possible to assume a new way of posing as a subject of desire.