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Samuel D. Gosling, Sanjay Srivastava
Utilizando información recolectada justo antes y justo después de los ataques terroristas de septiembre 11 de 2001, se examinó cómo las percepciones de la personalidad de George Bush cambiaron en las dos semanas subsecuentes. Cincuenta participantes proveyeron puntajes sobre Bush utilizando el California Q-Sort en diferentes momentos antes (incluyendo el “inmediatamente antes”) y después de los ataques. En cada momento temporal el acuerdo entre-jueces fue alto. Hubo consistencia general entre las evaluaciones antes y después de los ataques, pero la manera de ver a Bush tuvo cambios importantes en algunos puntos específicos. De manera consistente con su altísima popularidad, los cambios fueron hacia percepciones más positivas, aún en características no relacionadas con los ataques. Los hallazgos son discutidos en términos de mecanismos positivos que conducen los cambios en la percepción. Estos hallazgos, que están basados en evaluaciones cuidadosamente realizadas antes de siquiera haber tenido noción de lo que iba a suceder, proveen una perspectiva única de los cambios en la imagen de Bush tal y como se desarrollaron después de los ataques terroristas.
Using data gathered just before and just after the September 11th terrorist attacks, we examine how perceptions of Bush’s personality changed in the following two weeks. Fifty participants provided ratings of Bush using the California Q-sort at various times before (including immediately before) and after the attacks. At each time interjudge agreement was strong. There was general consistency between the pre- and post-attack assessments, but the common view of Bush shifted in several important ways. Consistent with his soaring popularity, the changes were toward more positive perceptions, even for characteristics unrelated to the attacks. Findings are discussed in terms of possible mechanisms driving the changes in perception. These findings, which are based on careful assessments conducted shortly before the emergence of any hint of what was to come, provide a unique perspective on changes in Bush’s image as they unfolded in the immediate wake of the terrorist attacks.
