En Omán hay montañas de rocas procedentes del manto que, al reaccionar con el dióxido de carbono disuelto en el agua de lluvia, lo solidifican en forma de vetas de carbonatos minerales.
Acelerar ese proceso capturando el CO2 atmosférico, concentrándolo en agua e inyectando esta en las rocas a gran profundidad podría ayudar a combatir el calentamiento global, aunque harían falta grandes infraestructuras.
Una compañía privada está a punto de realizar la primera prueba piloto de esta «carbonatación mineral» en rocas del manto. Si se comprueba que el CO2 se mineraliza deprisa, podrían acometerse proyectos más ambiciosos.