Madrid, España
La divulgación de la ciencia vive un momento dorado gracias al auge de los medios digitales y las redes sociales. Sin embargo, esa facilidad para dar y recibir información ha exacerbado algunos problemas que afectan a la calidad de la comunicación.
Algunos de ellos son propios del periodismo tradicional, como la precipitación informativa o la mitomanía. Otros se deben a un mal uso de las herramientas propias de la divulgación científica, como las analogías y las simplificaciones.
Ello no solo implica una mala comprensión de la ciencia por parte del público, sino que erosiona los estándares de lo que se considera riguroso y abona el terreno para los bulos y la desinformación. Varios ejemplos tomados de la física ilustran la situación.