En un futuro cercano habrá que aumentar notablemente la producción agrícola para alimentar a la humanidad, en un logro similar al de la revolución verde.
Una de las estrategias persigue perfeccionar la fotosíntesis clorofílica, el proceso que convierte la luz solar en biomasa vegetal.
La fotosíntesis se presta a la modificación de formas diversas, todas ensayadas en la última década, pero los resultados cosechados en el campo quedan lejos de los obtenidos en los invernaderos y los laboratorios.
La estrategia se encuentra en sus inicios, pese a proclamas esporádicas. La mejora del motor de la fotosíntesis exigirá una extensa labor de ingeniería genética, con todos los debates pertinentes.