Filippo Menczer, Thomas Hills
La proliferación de la información reduce su calidad, y las redes sociales amplifican nuestros sesgos cognitivos de un modo nocivo. Eso nos hace vulnerables a la polarización y la manipulación.
Para protegernos contra los engaños y restablecer la salud del ecosistema informativo, resulta esencial comprender esas vulnerabilidades cognitivas y cómo las explotan los algoritmos y bots.
Las herramientas informáticas pueden ayudarnos a detectar cuentas falsas o a visualizar la propagación de bulos, pero para poner freno a la desinformación harán falta cambios institucionales.