En la India llegaron a existir 110.000 variedades de arroz dotadas de valiosas virtudes, como un alto contenido en nutrientes esenciales y la resistencia a las inundaciones, la sequía, la salinización o las plagas. La revolución verde sembró los arrozales con un puñado de variedades que, aunque muy productivas, desbancaron al 90 por ciento de las demás.
Las variedades de alto rendimiento exigen costosos aportes de abonos, plaguicidas y agua, pero su productividad disminuye notablemente en los terrenos de cultivo marginales o en condiciones adversas, lo que condena al campesino al endeudamiento.
Recolectar, revitalizar y catalogar las variedades locales supervivientes y compartirlas con los arroceros a fin de recuperar una parte de la biodiversidad perdida se ha convertido en la meta del autor.