Las extinciones masivas son apocalipsis globales donde perecen gran parte de las especies del planeta. Pero pocos creían en ellas hasta 1980, cuando se hallaron indicios del asteroide que acabó con los dinosaurios.
Sin embargo, no todas las extinciones masivas tuvieron que ver con impactos. La mayor amenaza para la vida ha sido la propia Tierra, y el arma más eficaz, el dióxido de carbono.
Los niveles de CO2 y la pérdida de biodiversidad actuales suponen una advertencia: debemos tomar medidas para no avanzar por el mismo camino que condujo a las peores tragedias de la historia terrestre