Los pigmeos han poblado las selvas de la cuenca del Congo desde hace más de 55.000 años. Allí han sabido prosperar gracias a estrategias ecológicas y culturales elaboradas.
El desarrollo sostenible, encarnado en la combinación de actividades extractivas y zonas protegidas, ha abierto una red de carreteras y pistas que ha disparado el furtivismo.
Cuando la fauna y la flora comenzaron a sufrir las consecuencias, los conservacionistas contrataron «guardas» para contener a los furtivos, pero en lugar de eso, algunos se han dedicado a perseguir a los pigmeos, sembrando el hambre y la degradación.