Ezequiel Szapu
El rostro es un elemento fundamental de la comunicación. A través de su observación es que se elaboran juicios y apreciaciones que determinan el curso de la interacción entre dos o más sujetos. La imagen facial nos iguala al mismo tiempo que nos distingue de los demás. Es expresión de la persona en su totalidad y locus de la mirada de los otros.En el presente artículo se exponen parte de los resultados de una investigación que tiene como propósito analizar las relaciones entre cuerpos, emociones y dinámicas de estigmatización en escuelas secundarias. Para ello se realizaron entrevistas en profundidad y grupos focales a estudiantes secundarios de dos escuelas enclavadas en zonas urbano periféricas de La Plata, Provincia de Buenos Aires, Argentina.De las narrativas juveniles se interpreta que ciertos rasgos del cuerpo y más particularmente el rostro, son objeto de observación y operan como signos de distinción mediante los que se asocia a quienes cumplen con determinadas características físicas con toda una serie de cualidades negativas. Se produce una clasificación del otro que tiende a jerarquizar entre un ellos y un nosotros a través del racismo del cuerpo. Esta dinámica de estigmatización social se hace presente en las escuelas teniendo como consecuencia experiencias emotivas atravesadas por el sufrimiento social.
The face is a fundamental element of communication. Through their observation, judgments and appraisals are made that determine the course of the interaction between two or more subjects. The facial image equalizes us at the same time that it distinguishes us from others. It is the expression of the whole person and the locus of the gaze of others.
This article presents part of the results of an investigation that aims to analyze the relationships between bodies, emotions and dynamics of stigmatization in secondary schools.
For this, in-depth interviews and focus groups were conducted with secondary students from two schools located in peripheral urban areas of La Plata, Province of Buenos Aires, Argentina.
From juvenile narratives it is interpreted that certain features of the body, and more particularly the face, are the object of observation and operate as signs of distinction through which those who meet certain physical characteristics are associated with a whole series of negative qualities. A classification of the other is produced that tends to differentiate between a them and a we through the racism of the body. This dynamic of social stigmatization is present in schools, resulting in emotional experiences crossed by social suffering.