Comunicar las malas noticias relacionadas con la aparición de la enfermedad supone para muchos pacientes oncológicos una situación de gran dificultad y sufrimiento. A menudo, el diagnóstico actúa como un elemento generador de crisis en el seno del núcleo familiar. La enfermedad puede ser vivida como una amenaza que distorsiona las rutinas familiares y provoca dificultades en la adaptación a esta nueva situación de pérdida. Los significados otorgados a la enfermedad condicionan notablemente el tipo de estrategia de afrontamiento a adoptar y suelen generar alteraciones en la comunicación familiar.