La situación generada por la crisis sanitaria ha desajustado todo el sistema social y las dinámicas habituales de comportamiento de la ciudadanía. Por supuesto, de igual manera, también ha afectado a las personas con discapacidad intelectual y a los sistemas de apoyos para estas. En este artículo queremos describir cómo las personas con discapacidad intelectual a las que Futuro Singular Córdoba presta apoyos vivieron la situación durante el confinamiento, con qué recursos contaban y cómo las familias valoraron el trabajo realizado desde la fundación. Por otra parte, queremos realizar una observación sobre cómo una cuestión de salud pública como la que hemos vivido puede afectar a los modelos de prestación de apoyos a las personas con discapacidad intelec-tual. Llegando a ponerse en riesgo los avances logrados gracias a enfoques centrados en la persona y de desarrollo comunitario frente a las propuestas de los modelos sociosa-nitarios que no se ajustan a la realidad de la mayoría de las personas con discapacidad intelectual. Esto supone un claro retroceso en las prácticas de prestación de apoyos cen-tradas en modelos de ciudadanía e impacto en calidad de vida.
The situation generated by the health crisis has disrupted the entire social system and the citizens usual behaviour dynamics. Of course, it has also affected people with intellectual disabilities and the support systems for them. In this article we want to describe how people with intellectual disabilities to whom Futuro Singular Córdoba pro-vides support lived the situation during the quarantine, what resources they had and how the families valued the work carried out by the foundation. On the other hand, we want to make an observation about how a public health issue like the one we have experienced can affect the models of providing support to people with intellectual disabilities. The progress achieved thanks to person-centered and community development approaches is put at risk in the face of the proposals of social health models that do not adjust to the reality of the majority of people with intellectual disabilities. This represents a clear setback in the prac-tices of providing support focused on models of citizenship and impact on quality of life.