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Lola Ferreiro Díaz
Los pecados, soberbia incluida, no son un asunto estrictamente religioso, sino que alcanzan a la cultura misma, por la que todas las personas estamos influidas. Sea cual sea la creencia o descreencia de quien los comete, generan culpa y ésta requiere de una expiación, a través del perdón o del castigo. Al mismo tiempo, nuestra cultura está construida en clave patriarcal, por lo que la conceptualización de los pecados, soberbia incluida, está sujeta a una serie de trampas, no siempre identificadas, que conducen a la perpetuación de la subordinación de las mujeres y, por tanto, de la desigualdad.
Proponemos en este artículo algunas líneas para la reflexión sobre el valor de la soberbia y de la humildad en los hombres y en las mujeres, sobre la culpa y la necesidad de castigo, o de autocastigo, desde la perspectiva de género y sobre la necesidad de las psicoterapias en clave feminista para superar con resiliencia los malestares derivados del pecado y de la culpa.
