Marino Pérez Álvarez
Partiendo de que la envidia no es un pecado capital más cualquiera, se termina por mostrar que es el pecado capital de nuestro tiempo.
Para mostrarlo, se conectan dos argumentos.
Según el primero, la envidia tendría su base en el deseo y la comparación, de acuerdo con la teoría mimética del deseo. Según el segundo, el deseo y la comparación estarían particularmente fomentados en la sociedad de consumo y alcanzarían su apoteosis en las redes sociales.
Los anuncios y redes sociales como Facebook e Instagram parecen inventadas para fomentar la envidia. La envidia sería la mediación causal entre un uso excesivo de las redes sociales y experiencias como depresión, ansiedad y soledad. Se discuten algunas implicaciones.
Starting from the fact that envy it is not like any other sin, it ends up showing that it is the capital sin of our time. To show it, two arguments are connected. According to the first, envy would be based on desire and comparison, following the mimetic theory of desire.
According to the second, desire and comparison would be particularly promoted in the consumer society and would reach their apotheosis on social networks. Ads and social networks like Facebook and Instagram seem invented to encourage envy. Envy would be the causal mediation between excessive use of social networks and experiences such as depression, anxiety and loneliness. Some implications are discussed.