De ahora en adelante, la unidad fenomenológica del hombre estará fragmentada en la representación científica contemporánea y en las realizaciones de la biomedicina. Para la tecnociencia, la especie humana parece teñirse de una corporeidad acorde a la humildad de su condición. El cuerpo no es un lugar de dominio para la clase médica o la ingeniería, cuyo fín último sería llevarlo a la perfección buscando la corrección de la ciencia.